20 agosto 2006

Músculos totalmente rígidos. Ojos tapados. Sudor frio mojando las sábanas a la espera de tu mano que comience a sacar de mi garganta la melodía que solo tú conoces. Pero son las mias las que comienza la partitura. Son las mias las que comienzan a tocar despacio. Estremecimientos...

La mano que nunca llega. La mano que sabía llegar a lugares que nadie más llega allí. Lugares públicos donde acallaban mis gemidos por "miedo (morbo)" a ser descubiertos...



Me tiras de la cabellera que gritaba más. Grito que pares. Nunca antes fué tan asquerosamente placentero. Lo mejor llega después... ¿Quien podría imaginarlo? Yo no... Quiero más...

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