13 noviembre 2006

El Espejo


El Espejo me mira, y remira las curvas de mi cuerpo, cuando, ausente de ropas, disfruta pensativo de/en mí. No me habla, solo mira, sin decirme nada. Y yo me pregunto... ¿No dice nada para que no marche o por que no tiene nada que decir?

Después de mirarme ante él, esperando a que las palabras y/o frases emerjan del cristal, me siento en la cama, pensando en mi misma. Creo que no estoy mal. Mis senos endurecidos con el pensamiento, mis muslos separados, mi cabeza tornada hacia un lado... Hermosura desnuda, silenciosa belleza...

En ese vacío de sensaciones pasan por mi cabeza algunas pasadas. Me echo en la cama. Mis manos vuelven a ser autónomas para que sean más vívidas esas sensaciones del ayer. Y vienen a mí... Las más nuevas, las anteriores, las que más he disfrutado, en las que más he sentido, en las que más lejos estaba de mi misma... Y en ellas estabas tú.

Gracias por todas ellas, las pasadas y las que vienen sin que sea algo que esperamos...Puede que por ello el Espejo no me hable, envidioso de ti. Él me puede ver, sí, pero no puede campar por mi piel, sólo posarse en mi, y sólo si es mi deseo. Me agradan más las manos tuyas, si me acarician y son ellas las que sí pueden/puedes posar en mi...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Te ofrezco el espejo de mis ojos, hablará de tu cuerpo en la expresión de mi cara.

Perra Pelirroja dijo...

Un Espejo en el que mirarme, el Espejo de tus Ojos donde poder moverme para ti. Hermoso...

Anónimo dijo...

Poema del espejo
Déjame ser tu espejo, supliqué aquel día
recuerdo que tu mano se estremeció en la mía
Yo que envidio tu espejo, quiero saber que siente
al copiar en la alcoba tu cuerpo adolescente.
Detrás de los almendros, casi como del fondo del mar,
surgió la luna, con su espejo redondo.
Te vi de pie en la sombra, junto al lecho vacío
se oyó un rumor de sedas, como el rumor de un río.
Y yo, como el espejo de aquella alcoba oscura,
yo, allí solo contigo, reflejé tu hermosura.
Fue un instante, en la sombra. No sé bien todavía
si eras tú, si fue un sueño, o una flor que se abría.
Muchacha de la noche de un día diferente,
yo no envidio a tu espejo, ya sé que nada siente,
Ya sé que te duplica sin comprender siquiera
que eres mujer, y hermosa como la primavera,
Pues si lo comprendiera saltaría en pedazos
por el ansia imposible de tenderte los brazos.

Me gustaría haberlo escrito yo, pero es de José Ángel Buesa

Perra Pelirroja dijo...

El simple hecho de tener envidia del mismo, para mi, hace que desee que así fuese. Mil gracias por el, tu_mismo