04 mayo 2007

qué malo es pensar...

Echo mucho de menos mi época de estudiantes cuando todos “odiábamos” a los profesores por igual, pero eso sí, con mucho respeto. Temíamos las notas de ellos a nuestros padres, en las cuales querían una “entrevista” el “padre, madre o tutor”. Y , si encima catábamos asignaturas… ya nos juntábamos en corrillo a ver quien teníamos más suspensos... pero intentábamos ser “mas o menos” coherentes con todo lo que hacíamos.

Éramos todos iguales, sin distinción de sexo, que ya nos costo mucho hacer que los padres dejasen de poner a los hijos de “para chicas” y “para chicos”, como que tuviesen que ir diciendo por este país “alumnos y alumnas”, “juez y jueza”, “médico y médica”.

Entonces, anoche, en un estado de “iluminación” de estos que dejan huella… no me podía creer que se me pasara esto por la cabeza… (ya saben que mi religión no me permite pensar, y si acaban de encender a esta serie de televisión, se lo digo YO, mi religión me lo tiene completamente prohibido )… y me quedé patidifusa…

Entonces, a ambos se nos llama igual pero esto no es así, por lo que se ha de crear “palabro” (que suena más machote que la simple “palabra”, que parece que se desliza por los labios, sin fuerza) para un calificativo como puede ser GILIPOLLAS al masculino, ya que esa palabra se ve claramente que es femenina (la –A al acabar lo dice todo) por una –O, quedándose claramente en el palabro (léase la explicación anterior) GILIPOLLOS...

Está claro que mi religión sabe porque no se me ha de dejar pensar mucho… ¿No creen?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante. Me has dejado sin palabras. Volveré seguro a ver que discurres en próxios post :-)

Anónimo dijo...

Quise decir próximos, i'm sorry

Anónimo dijo...

es muy.. no sé como explicarme, me ha encantado. escribes muy bien. por cierto, es la primera vez que escribo un comentario. date por afortunada. en serio, es impresionante, me gusta muchisimo. ya volveré a leerte otro día..
saludos,
Sheylla

Anónimo dijo...

Mujer, a mí me suena bastante peor escuchar; La jueza que la juez, o la médica que la médico.

La igualdad civil de hombres y mujeres debería ser un tema ajeno a la filología.